"Crítica" de "cine" hecha por... doña nadie (invisible muda)
Si usted tuvo la dicha de leer "El amor en los tiempos del Cólera"
antes de la desdicha ver la película,
puedo decirle dos cosas:
1.- No vea la película; no es necesario que en su vida pase un fiasco tan grande. Aún sabiendo que convertir un libro en película es una mala idea, no se imagine que ésta podría ser la excepción; los personajes principales no son ni parecidos a lo que G. G. Márquez describe, y deforman absolutamente lo que uno se había imaginado; se quedará con la idea de que en imágenes muestran un 5% de lo importante y relevante del libro, y se preguntará hasta el infinito y más allá por qué el viejito bueno para escribir y describir cosas tan realmaravillosas (aunque no sea del gusto de algunos intelectualoides), no se opuso a lanzar al mundo una representación tan burda de su novela. Es absurda, fome, sin gracia, no es en absoluto complementaria al libro, produce cero emoción, ni le chorrea (como al libro) ese sentimentalismo latinoamericano (así el amor bien sufrido sufrido). No tiene ningún brillo la puesta en escena, a excepción de los paisajes y la conceptualización de una Colombia que otros antes ya habían representado con éxito -por lo que no le veo mayor logro-; ¡Shakira! canta un tema durante la película en un momento inadecuado, provocando que uno se desconcentre de la imagen y se pregunte por qué rayos aparece aquí, en una película, una canción de radio (sin desmerecer a la cantante; desmerezco el recurso, fome, tosco y vulgar). Si alguien ve la película sin leer el libro, no entiende por qué Florentino Ariza come gardenias, ni por qué Juvenal Urbino se muere absurdamente obstinado en rescatar al pequeño plumífero verde, y mucho menos se muestra ni en una pequeñísima parte el carácter chúcaro y arisco de Fermina Daza, incluso llegándola a encarnar como una mujer titubeante y excesivamente tímida . Y lo peor de todo, es que no tiene de qué preocuparse si cree que le he contado la película, porque la película es mucho menos significativa de lo que he contado. ¡En fin!, no la vea, no es necesario, evítese el fiasco.
2.- ¡Véala, véala! Para poder opinar todo aquello que leyó recién. Se lo aseguro. (De todas formas, siempre es mejor pensar por uno mismo).
Puede que usted no concuerde conmigo en la opinión de arriba -tan tajante como casi nunca soy-, y está en todo su derecho. Aunque, bueno; es bien sabido que hacer película un libro es una pésima idea. Pero uno sieeeempre tiene la esperanza...
Hoy suena: Silvio Rodríguez y Pedro Guerra: Niña
antes de la desdicha ver la película,
puedo decirle dos cosas:
1.- No vea la película; no es necesario que en su vida pase un fiasco tan grande. Aún sabiendo que convertir un libro en película es una mala idea, no se imagine que ésta podría ser la excepción; los personajes principales no son ni parecidos a lo que G. G. Márquez describe, y deforman absolutamente lo que uno se había imaginado; se quedará con la idea de que en imágenes muestran un 5% de lo importante y relevante del libro, y se preguntará hasta el infinito y más allá por qué el viejito bueno para escribir y describir cosas tan realmaravillosas (aunque no sea del gusto de algunos intelectualoides), no se opuso a lanzar al mundo una representación tan burda de su novela. Es absurda, fome, sin gracia, no es en absoluto complementaria al libro, produce cero emoción, ni le chorrea (como al libro) ese sentimentalismo latinoamericano (así el amor bien sufrido sufrido). No tiene ningún brillo la puesta en escena, a excepción de los paisajes y la conceptualización de una Colombia que otros antes ya habían representado con éxito -por lo que no le veo mayor logro-; ¡Shakira! canta un tema durante la película en un momento inadecuado, provocando que uno se desconcentre de la imagen y se pregunte por qué rayos aparece aquí, en una película, una canción de radio (sin desmerecer a la cantante; desmerezco el recurso, fome, tosco y vulgar). Si alguien ve la película sin leer el libro, no entiende por qué Florentino Ariza come gardenias, ni por qué Juvenal Urbino se muere absurdamente obstinado en rescatar al pequeño plumífero verde, y mucho menos se muestra ni en una pequeñísima parte el carácter chúcaro y arisco de Fermina Daza, incluso llegándola a encarnar como una mujer titubeante y excesivamente tímida . Y lo peor de todo, es que no tiene de qué preocuparse si cree que le he contado la película, porque la película es mucho menos significativa de lo que he contado. ¡En fin!, no la vea, no es necesario, evítese el fiasco.
2.- ¡Véala, véala! Para poder opinar todo aquello que leyó recién. Se lo aseguro. (De todas formas, siempre es mejor pensar por uno mismo).
Puede que usted no concuerde conmigo en la opinión de arriba -tan tajante como casi nunca soy-, y está en todo su derecho. Aunque, bueno; es bien sabido que hacer película un libro es una pésima idea. Pero uno sieeeempre tiene la esperanza...
Hoy suena: Silvio Rodríguez y Pedro Guerra: Niña